viernes, 22 de mayo de 2009

DUERMEVELA (II)

Al hilo de la anterior entrada, he vuelto a leer un relato de Gerard de Nerval titulado “El sueño y la vida”: 'El Sueño es una segunda vida, nos dice Nerval. No he podido cruzar sin estremecerme esas puertas de marfil o de cuerno que nos separan del mundo invisible. Los primeros instantes del dormir son la imagen de la muerte.

Esta historia, más conocida por el nombre de su protagonista, Aurelie, se publicó en dos entregas en la Revue de París, en enero y febrero de 1855, respectivamente. Entre una fecha y otra, Gerard de Nerval se suicidó. Unas horas antes de que su cuerpo ahorcado fuese descubierto en una callejuela de París que ya no existe, dejó a su tía Labrunie una nota que concluía: ‘No me esperes hoy, porque la noche será negra y blanca’. No sabemos que quiso decir Nerval con estas palabras, tal vez se trataba de una velada alusión a su inminente suicidio y a la nevada que caería esa noche sobre la ciudad.

Su despedida fue en realidad la culminación de un proceso que había comenzado mucho antes, un ingreso gradual en la locura que él definió en su relato 'Aurelie' como el derramamiento del sueño en la realidad. ¿Era Nerval o era ya otro quien paseaba por las galerías del Palais Royal con una larga cinta de seda atada a una langosta?

Aunque nunca le interesó demasiado la posteridad, la ganó con apenas una docena de poemas. Uno de ellos incluye su epitafio:


Il était paresseux, à ce que dit l’histoire,
Il laissait trop sécher léncre dans l’escritoire.
Il voulait tout savoir mais il n’a rien connu.

Et quand vint le moment où, las de cette vie,
Un soir d’hiver, en fin l’âme lui fut ravie,
Il s’en alla disant: “Pourquoi suis-je venu?”


(Era holgazán, según lo que de él se ha contado
Siempre dejó secar la tinta demasiado.
Quiso saberlo todo mas nada ha conocido.

Y llegado el momento en que, harto de esta vida,
Una noche de invierno, su alma emprendió la huida,
Se alejó preguntando: “¿Para qué habré venido?”.)

martes, 19 de mayo de 2009

DUERMEVELA

Descubro hojeando uno de mis libros favoritos, la “Guía de lugares imaginarios”, que existe un lugar denominado ‘Ciudad insomne’, situado al norte de Nigeria. Sus habitantes, que ignoran lo que es el sueño, tienen por costumbre no dormir nunca. Si un viajero olvida esta peculiaridad y se deja vencer por el sueño los nativos, creyéndole muerto, se ponen a excavar un sepulcro enorme y, con gran ceremonia, lo sepultan de inmediato. (A.J. N. Tremearne, Hausa Superstitions and Customs).

Como toda cruz tiene su cara, existe otro lugar llamado ‘Nora-Bamma’, una isla del archipiélago de Mardi cuyo nombre significa ‘Isla de los sueños’. Ha sido descrita como un lugar verde, redondo como un turbante mahometano. Está habitada por soñadores, hipocondríacos y sonámbulos. Nadie que llegue a sus costas podrá evitar pagar el tributo de una siesta y los que vayan en busca de sus célebres calabazas de oro, antes de arrancar la primera caerán en un profundo sueño del que sólo despertarán al caer la noche. Los viajeros recorren la isla restregándose los ojos, mientras los saludan los espectros que se mueven a través de la pálida luz del bosque. (Herman Melville. Mardi, and A Voyage Thither)

Se me ocurre un tercer lugar, que la guía no menciona, situado entre el sueño y la vigilia, y en el cual sus habitantes dan intensas cabezadas interrumpidas a intervalos por un inoportuno sentido del deber. De los dos anteriores sólo tengo referencias pero este último lo conozco bien porque suelo pasar en él gran parte de la mañana.

miércoles, 13 de mayo de 2009

GUILHEM de PEITIEU


El primer trovador, aquel que se burló de su cautiverio en Tierra Santa; que fue excomulgado en dos ocasiones, desafiando espada en mano al obispo de Poitiers mientras pronunciaba la fórmula de excomunión, y renunciando más tarde a ajusticiarlo con la excusa de no ayudarle a entrar en el paraíso; que ideó la fundación de una abadía en Niort para reunir a todas sus amantes, entre ellas la vizcondesa de Châtellerault, denominada la Dangerosa, cuya imagen llevaba en su escudo para tener a su lado en la batalla a la que compartía con él otras contiendas; aquél a quien Ezra Pound llamó ‘Séptimo de Poitiers, Noveno de Aquitania’ en uno de sus cantares; el autor de los primeros versos en lengua occitana que han llegado hasta nosotros, imaginó mientras dormitaba a lomos de su caballo la fuga perfecta en forma de poema :

Farai un vers de dreit nien: /Haré un verso sobre absolutamente nada:
non er de mi ni d'autra gen,/ no será sobre mí ni sobre otra gente,
non er d'amor ni de joven,/ no será de amor ni de juventud,
ni de ren au,/ ni de nada más,
qu'enans fo trobatz en durmen/ sino que fue trovado durmiendo
sus un chivau./sobre un caballo.

lunes, 4 de mayo de 2009

Albert Cohen - Franz Kafka



1.Tenía el convencimiento de que cuanto veía existía real y auténticamente, de verdad pero en pequeño, dentro de mi cabeza. Si me hallaba a orillas del mar, estaba seguro de que aquel Mediterráneo que veía existía también en mi cabeza, no la imagen del Mediterráneo sino aquel mismo Mediterráneo, minúsculo y salado, en mi cabeza, en miniatura pero auténtico y con todos sus peces, si bien pequeños, con todas sus olas y un sol abrasador, un mar de verdad con todas sus rocas y todos sus barcos enteros en mi cabeza, con carbón y marineros vivos, cada barco con el mismo capitán del exterior, el mismo capitán pero muy enano y que podría tocarse si tuviera unos dedos lo bastante finos y pequeños. Estaba seguro de que en mi cabeza, circo del mundo, estaba la tierra verdadera con sus selvas, todos los caballos de la tierra pero así de pequeños, todos los reyes en carne y hueso, todos los muertos, todo el cielo con sus estrellas…
(Albert Cohen. El libro de mi madre)

2.Tal cosa por cierto sería como un cuento de hadas, maravilloso, pero en ello reside justamente lo problemático. Es demasiado, tanto no puede conseguirse. Es como si alguien que estuviera preso no sólo guardara la intención de fugarse, cosa que quizá sería alcanzable, sino además y al mismo tiempo, la intención de reconstruir la prisión haciendo de ella un lujoso castillo para sí. Así pues, si realiza la fuga, no podrá reconstruir, y si reconstruye no podrá fugarse.
(Franz Kafka. Carta al padre)

domingo, 3 de mayo de 2009

DE PARÍS A IRLANDA

'Pensar, reflexionar, involucrarse enteramente en una fuga con la firme voluntad de llevarla a cabo, ya te hace sentir libre'.

Lo dice Michel Vaujour, el rey de la fuga, un tipo duro y silencioso que ha pasado en prisión la mitad de sus días. Junto a la sien, aloja una bala que los cirujanos no se atreven a sacarle. Confiesa que la disciplina mental adquirida con el yoga y el ajedrez le ayudó a no enloquecer en las celdas de aislamiento. En una de sus fugas, se marchó por la puerta usando una llave que copió de la original con un molde de cera roja extraída del envoltorio de los quesitos Babybel que le daban en la cena; en otra, a través de la ventana por el clásico método de serrar los barrotes; y en la más célebre, por el aire montado a horcajadas en un patín del helicóptero que pilotaba Nadine, su mujer. Le preguntaron si sentía miedo mientras se alejaba volando de la cárcel de La Santé hacia el cielo de París, y respondió que no, que en realidad había sido uno de los momentos más hermosos de su vida. Lo primero que hizo fue colocarse unos cascos y recitarle un poema a su liberadora.
-¿Qué poema? –pregunta el entrevistador.
-Ya no me acuerdo de eso, hombre. Nunca pienso en el pasado.

Mientras leía la entrevista a Michel, no he podido evitar colarme en su pasado para completar su fuga aérea con mis versos favoritos de W.B. Yeats :

I know that I shall meet my fate
Somewhere among the clouds above;
Those that I fight I do not hate,
Those that I guard I do not love;
My country is Kiltartan Cross,
My countrymen Kiltartan’s poor,
No likely end could bring them loss
Or leave them happier than before.
Nor law, nor duty bade me fight,
Nor public men, nor cheering crowds,
A lonely impulse of delight
Drove to this tumult in the clouds;
I balanced all, brought all to mind,
The years to come seemed waste of breath,
A waste of breath the years behind
In balance with this life, this death.
 
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ARTE DE LA FUGA by j. a. sánchez lorenzo is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-No comercial-Sin obras derivadas 3.0 España License.